Lo más importante son los cambios de costumbres con respecto a la seguridad y la necesidad de marcar un ritmo que permita distribuir el trabajo y las horas de sueño. Eso sí, comprobará como se acaba mucho más cansado que navegante con gente. Y es que la tripulación, aunque no ayude mucho, quita trabajo y flexibiliza mucho el horario y la posibilidad de descansar
El barco debe ser preparado adecuadamente e incorporar todos aquellos dispositivos que “ayuden” en ausencia de “marineros”. Así mismo debemos ser más precavidos en todas las maniobras y desde luego no dejar nada al azar.
Si necesita bajar a preparar una comida o a descansar deberá ser prudente y prever lo que podría ocurrir si cambiaran las condiciones del entorno. Es conveniente tener siempre preparado algún bocadillo o sándwich para cuando tenga hambre y no pueda cocinar, una buena idea es llevar comida precocinada, más rápida de preparar.
Es imprescindible haber analizado las rutas y apuntado en las cartas las anotaciones necesarias. Escoja rutas que no sean muy concurridas y por donde no haya tráfico de mercantes, incluso si tiene que hacer algunas decenas de millas extras. Si navega en un mar solitario trabajará menos además de estar más relajado al no tener que interpretar rumbos de otros barcos o posibles desvíos imprevistos.
Los sistemas de ayuda a la navegación adquieren una especial relevancia en la navegación en solitario. Mientras que con tripulación el piloto automático es un lujo, viajando sólo se hace totalmente imprescindible.
Los sistemas de navegación electrónicos actuales, además de ser cada vez menos costosos, son también cada vez más precisos, y hacen las veces, en la mayoría de los casos, de un eficiente timonel. Son tan eficientes que se ha comprobado que el barco navega algunas décimas de nudo más rápido con el piloto automático que en manual ya que, en los buenos pilotos automáticos, las correcciones de rumbo son muy finas y por tanto hay menos pérdidas y resistencias en la pala del timón. Salvo con mal tiempo y mucha mar, en cuyo caso no queda más remedio que tomar el timón, el piloto automático es el mejor invento de la electrónica marina.
Pero en la navegación en solitario y si pretende alejarse “en serio” de su puerto base, tampoco debería renunciar al radar o al Chart-Ploter. El radar es un dispositivo de vital importancia, ya que permite, entre otras muchas funciones, la de crear una zona “blindada” de varias millas alrededor del barco en la que, si algo es detectado, nos avisará con un pitido de emergencia.
En la navegación en solitario, cualquier maniobra o acción debe ser planeada y ejecutada previamente en nuestra mente, pensando los pasos que daremos en su realización, como actuaremos y que necesitaremos. No debemos dejar nada al azar o a la improvisación. Si vamos a proa a solucionar cualquier problema, prevea lo que puede pasar si ocurre una inesperada rolada que pudieran cambiar bruscamente la orientación de las velas y hacerle perder el equilibrio. Navegar en solitario requiere unos protocolos y normas de seguridad más exigentes que el hacerlo con tripulación. Los errores no perdonan y por tanto, si la línea de vida y los arneses son siempre importantes, yendo solo son absolutamente fundamentales. ¡Simplemente no hay margen para el error, y una estúpida caída al agua es posiblemente mortal!
Aunque a veces es muy difícil cumplir, es importante establecer rutinas y respetar las horas estipuladas para dormir y descansar, de modo que no acumulemos cansancio. Es normal que tras 30 horas de vigilia empecemos a entrar en un estado alucinatorio en el que se confunden sueño y realidad y en el que es muy fácil cometer cualquier error fatal. Permanecer en las mejores condiciones físicas y mentales es seguramente el desafío más duro durante la navegación en solitario.
Si lo suyo es navegar en solitario, busque una embarcación con velas que puedan ser manejadas de forma cómoda. Los enrolladores en génova y trinqueta son importantes, y la mayor enrollable sin sables, aunque rinde un poco menos que las “full baten”, son mucho más cómodas tanto en la toma de rizos como en su utilización. Unos winches potentes también son de agradecer, o mejor aún si son eléctricos, sobre todo si el barco es de más de 11 metros de eslora. Si en navegación debemos siempre predecir y anticiparnos a los acontecimientos, en solitario es especialmente importante, ante la duda, nunca llevar velas de más.