Cómo hacer que los más pequeños amen el mar
Navegar es uno de los mayores placeres que existen. Y qué mejor que compartir esta experiencia con nuestros hijos para transmitirles la pasión por el mar, ¡si aún son pequeños todavía estamos a tiempo de orientarlos hacia una de nuestras mayores aficiones! Solo es necesario seguir estos consejos para que, tras las primeras veces que salgan en barco, quieran repetir.
- Salir a navegar un día que haga buen tiempo. Si es posible, siempre es mejor elegir un día soleado. Salir a navegar con nuestros “pequeños invitados” un día gris, frío y con viento puede provocar que no quieran repetir la experiencia.
- Tener en cuenta las condiciones del agua. Aunque a los niños les importa menos que a los mayores, es importante que se bañen a gusto. Para que se sientan cómodos y les apetezca meterse en el mar es recomendable buscar un lugar con poca profundidad y agua clara para que vean y gocen del fondo marino. Para que disfruten todavía más del baño lo ideal es que tengan a mano gafas de bucear, aletas y tubos a su medida.
- Entretenerlos con juegos. Ya sea mientras el barco está navegando o fondeado, podemos hacer que se entretengan proponiendo todo tipo de juegos (de mesa, nudos, etc.). Así la travesía se les pasará volando y no tendrán tiempo de aburrirse.
- Interactuar con la fauna marina. Otra idea para despertar su curiosidad por el mundo marino es largar un sedal por la popa mientras se navega y pescar algo interesante que se pueda comer; también se puede practicar la pesca una vez el barco está fondeado. Otra opción es capturar algún animal que luego se tenga que devolver a su hábitat, como por ejemplo una estrella de mar; es una buena manera de que se conciencien de nuestra obligación de disfrutar del mar sin dañarlo.
- Instruirlos en vocabulario náutico. Nombrar los diferentes elementos del barco utilizando el lenguaje náutico es una gran idea para que se vayan acostumbrando a jugar con los términos náuticos. También les podemos enseñar cómo pueden ver la profundidad o la velocidad del barco.
- Encomendarles simples labores de responsabilidad. A partir de los siete años podemos empezar a involucrar a los más pequeños en sencillas tareas náuticas, como por ejemplo colgar las defensas o usar el timón (asistiéndole). Esto hará que se sientan bien con ellos mismos y disfruten más de la navegación.
- Navegar a vela. Si la embarcación es de vela y las condiciones del viento son las idóneas, podemos hacer que los pequeños de la casa tengan una primera toma de contacto con la sensación de apagar el motor y dejar que el barco se deslice sobre el agua sólo con el impulso de las velas.
- Cautivarlos con mitos y leyendas del mar. Captar su atención contando historias de piratas, sirenas y titanes despertará su imaginación y su curiosidad por el universo marítimo.
- Pedirles que busquen algún punto de referencia en tierra o en el mar. Además de fomentar que aprendan la geografía local, pedirles que busquen algún punto de referencia en el horizonte es una gran idea para que se involucren más en la ruta de la travesía.
- Trasmitir confianza y placer en lo que hacemos. En definitiva, lo más importante para que nuestros hijos se aficionen a navegar es que nos vean a los mayores entusiasmados. La pasión es algo que se contagia, por lo que la mejor manera de transmitirles nuestro amor por el mar es predicando con el ejemplo.
Siguiendo estas ideas seguro que haremos de nuestros hijos unos pequeños y apasionados marineros.